Según la Encuesta Data Influye de mayo de 2024, realizada por la consultora Tú Influyes, https://www.tuinfluyes.com/data-influye/, cuando se les preguntó a los encuestados sobre su identificación electoral con los posibles candidatos presidenciales para el próximo año, el 65% respondió que “espera aún que surja alguien nuevo/a”, “aún está indeciso/a con lo que hay”, o “no lo sabe”.
A pesar de que solo resta poco más de un año para las primarias presidenciales del 2025, y a pesar de que todas las encuestadoras informan periódicamente sobre las intenciones de voto para dichas elecciones, en las que se repiten nombres como Matthei, Bachelet, Kast, Vallejo, Kaiser, Parisi y otros, casi dos tercios de los potenciales electores no tienen una decisión clara sobre su candidato/a favorito/a. Aunque muchas de estas candidaturas aparecen casi diariamente en medios de comunicación y redes sociales, la realidad es que una gran parte de los votantes aún está indecisa. Para ejemplificar el significado de este dato, cuando una encuestadora declara que la Sra. Evelyn Matthei tiene un 24% de intención de voto, en realidad, si se consideran a los indecisos, solo un 8,4% de los electores ha decidido votar por ella.
Nos encaminamos directamente hacia una nueva elección presidencial en la que más de la mitad de los chilenos y chilenas terminarán votando en segunda vuelta por el candidato “menos malo”. Nos dirigimos hacia otra campaña polarizada entre izquierdas y derechas, sin un diálogo verdadero y genuino. Esto anticipa nuevamente un gobierno que enfrentará una oposición férrea, lo que hará que los acuerdos y avances en políticas públicas, cada día más necesarios, sean muy difíciles de obtener.
La pregunta entonces es: ¿por qué una inmensa mayoría de electores prefiere esperar antes de definirse por alguna opción presidencial? La respuesta más inmediata y obvia es que las actuales candidaturas no satisfacen sus expectativas en el ámbito político; es decir, no confían en que los políticos presidenciables podrán encabezar un buen gobierno. Esta afirmación se confirma con los resultados de múltiples encuestas que evidencian el descrédito de “los políticos” y el bajísimo nivel de legitimidad y confianza en los partidos políticos y el Parlamento por parte de la ciudadanía. Hemos analizado algunas de estas encuestas en otros artículos, y sus potenciales efectos ponen en jaque no solo a los partidos políticos, sino que amenazan la democracia y facilitan la emergencia de populismos y caudillismos de mal pronóstico.
Una segunda respuesta, complementaria a la anterior, es el vacío o ausencia de líderes y espacios políticos que señalen rumbos convergentes y que interpreten los anhelos de las mayorías ciudadanas interesadas en la política, que no quieren votar por un “menos malo”. Este vacío se manifiesta especialmente en lo que podemos denominar el “centro político”. En efecto, observando la trayectoria de estos últimos años, ni los partidos de centro tradicionales como el Radical y la Democracia Cristiana, ni los emergentes como el Partido de la Gente, Demócratas y Amarillos, permiten avizorar en la ciudadanía ninguna fortaleza programática, de liderazgo o de entusiasmo popular. Caminan inexorablemente a ser vagones de cola de la izquierda o la derecha.
Nuestro Movimiento de Centro Democrático ha surgido de la preocupación de algunos ciudadanos por desbloquear este vacío político y presentarse ante la ciudadanía como una alternativa real y viable, utilizando todos los medios y la fuerza de la ley y la democracia. Actualmente, hemos estado reflexionando sobre los posibles ejes de un futuro Partido de Centro Democrático, perfilando una base doctrinaria, diagnosticando el momento actual y esbozando ideas sobre aspectos programáticos que deberemos abordar en el futuro cercano. Estos elementos están detallados en múltiples documentos disponibles en nuestra página web. Un resumen conciso de estos puntos se presenta a continuación:
Aspiramos a un Estado dirigente, que bajo las banderas de que el poder es para servir y no servirse de él, tenga como norte el bien común y los inseparable valores de la libertad y la solidaridad, que regule, coordine, fomente y motive a las personas y organismos intermedios a desarrollar al máximo sus talentos y fortalezas. Creemos en un sistema político democrático y en una economía social de mercado. Creemos y practicamos el diálogo genuino como método para aunar voluntades tras objetivos comunes. Señalamos la urgencia de enfrentar el estancamiento económico, las desigualdades sociales, el centralismo y la inseguridad en nuestras ciudades y campos, enfatizando la idea de que a la base de la actual decadencia y estancamiento se encuentra un sistema político democrático en estado crítico, particularmente los partidos políticos, lo que requiere drásticos cambios y asimismo, señalamos la urgencia de enfrentar una involución cultural que enfrente creciente grados de anomia, violencia e intolerancia.
Entre otras iniciativas proponemos: Privatización de empresas públicas tomadas como botín de guerra por los partidos políticos; Verdadera regionalización, creando polos de desarrollo; Rebaja de impuestos a empresas y al IVA; Rebaja sustancial de remuneraciones, dietas y privilegios a altas autoridades políticas, desde la Presidencia de la República hasta Parlamentarios, Seremis, Embajadores; Apoyo estatal a las cuentas individuales con cotizaciones previsionales desde los 18 años; Incremento gradual de los subsidios mensuales por hijo/a hasta los 18 años; Incentivar el despliegue de tres sectores de la economía: Turismo basado en la naturaleza; Economía de la información y Obras públicas para regadío y agua potable; Reforzamiento y focalización de la Policías, creando en paralelo Policía municipal.
En este contexto, queremos situar las tareas que el MCD deberá enfrentar en este nuevo periodo, y que resumimos en dos: Tramitación legal del Partido de Centro Democrático y búsqueda de personas interesadas en conformar liderazgos nacionales y regionales.
En una tercera etapa, y ya como Partido legalmente en funcionamiento, las tareas serán el perfilamiento de candidaturas presidenciales y la conformación de listas de parlamentarios, diputados y senadores, que puedan dar fuerte sustento político en el Parlamento a un programa de gobierno que impulse los cambios en las áreas citadas anteriormente y permita afianzar una nueva institucionalidad que entre otros elementos limite sustantivamente el poder de los partidos políticos, y que por tanto encontrará enormes resistencias de la elite política.
Claudio Muñoz Mesa Junio 2024